Como en otras localidades y ciudades de la Pampa húmeda, la base de la economía se ubica en la agricultura intensiva de trigo, soja (desde mediados de la década de 1970), maíz y girasol, y en menor grado avena, alpiste y lino. Así como la ganadería (en la zona tandilense es también intensiva): vacuna (principalmente para ordeñe), ovina y porcina. De este modo existen más de ciento cincuenta tambos (lacticinios). Tandil tiene una gran producción de productos artesanales regionales, como sus quesos, salames, salamines y otros embutidos, que son los más destacados de la zona.
Otras bases de la economía tandilense son una pujante producción industrial de tipo metalmecánica, un importante sector agrícola-ganadero y, desde la década de 1990, un fuerte crecimiento vinculado al turismo. También se practica la minería, con actividad de canteras en las sierras, aunque en la actualidad existen grupos ecologistas que están tratando de frenar esta actividad, para evitar el daño del paisaje natural.
Debido al crecimiento urbano hacia las zonas serranas, fue englobando a las explotaciones mineras, ocasionando un conflicto de usos, principalmente en las zonas residenciales periurbanas.
El detonante principal de estos conflictos es el denominado "problema minero" que, en su concepción más simple puede ser descripto con la frase: "Las explotaciones mineras generan daños físicos en las urbanizaciones adyacentes y degradan el paisaje cuya consecuencia directa es una afectación negativa a la industria turística.
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